24 Sep El Gran Capitán, de José María Sánchez de Toca y Fernando Martínez Laínez
Título: El Gran Capitán
Autores: José María Sánchez de Toca y Fernando Martínez Laínez
Editorial Edaf (2008)
Tenemos aquí un magnífico ensayo sobre uno de los mejores tácticos de todos los tiempos —así reconocido por historiadores militares nacionales e internacionales—: Gonzalo Fernández de Córdoba, el Gran Capitán.
Conocer y comprender la transición entre la guerra medieval y la guerra renacentista sería imposible sin estudiar la obra y hazañas de Fernández de Córdoba. En la Edad Media imperaba una estrategia que dio sus frutos durante varios siglos, la de las fastuosas cargas de caballería que arrasaban al ejército enemigo, los encontronazos de caballeros sobre grandes corceles de batalla, que en aquella época vendría a equivaler a una formación de tanques lanzados contra una línea de defensores a pie. En la Edad Media, pues, el papel de la infantería, aún teniendo su importancia, quedaba reducido a un segundo plano ante la contundencia avasalladora de la caballería. No obstante, el sistema ya demostró sus carencias en momentos puntuales, como la batalla de Agincourt, donde una inteligente combinación de los arqueros y del aprovechamiento del terreno convirtieron la típica y gloriosa carga de caballería en una masacre de nobles franceses.
Pero el sistema continuó y dio sus frutos… Hasta la llegada del Gran Capitán. En las guerras de Italia, que enfrentaron a los Reyes Católicos de España con el gran monarca francés, se demostró que un ejército de infantes armados con arcabuces y lanzas largas, o picas, y un uso inteligente del terreno, podía llevar a la victoria sobre ejércitos de mayor tamaño y en los que imperaba la caballería.
Así, Fernández de Córdoba no perdió ninguna de las muchas batallas en las que participó, excepto una, precisamente aquella en la que sus mandos no escucharon sus prudentes consejos. Su sistema revolucionó las luchas que vendrían a continuación y a partir de aquí se popularizó el uso de la infantería en cuadros de lanzas, así como los cuerpos de arcabuceros y rodeleros, ambos compuestos de infantes que se movían con rapidez en lugares muy concretos. Todo ello dio un vuelco a la táctica y desencadenó lo que después serían los famosos tercios, casi imbatidos durante los siglos siguientes.
Pero la fama del Gran Capitán, aunque alcanzó su mayor gloria en el complejo ajedrez de la Italia renacentista, se había forjado ya en la última etapa de la Reconquista, la Guerra de Granada, donde, si no fue líder de todos los ejércitos al menos sí tuvo un papel destacado en el mando de tropas. Allí debió aprender la forma de hacer esa guerra de guerrillas que tanto le sirvió después en sus campañas italianas.
Hay muchos libros sobre el Gran Capitán, pero pocos tan atractivos como este. Se agradece sobre todo la gran cantidad de fotos, ilustraciones, mapas, y el cuidado acabado gráfico, que hacen la obra visualmente muy agradable, alejándola de los mamotretos de ensayo histórico que asustan al gran público.
Si bien se ha tratado ya mucho el papel de Fernández de Córdoba en Italia, en este libro también se nos cuenta con detenimiento y profusión de mapas las distintas etapas de la guerra en Granada, lo cual es de agradecer. Debe mencionarse también el rico glosario de términos de época, al final del libro.
Por todo ello, este libro es muy recomendable tanto para los que deseen conocer más sobre la guerra en una época donde todavía se ganaba o perdía a espadazos, como también para los que quieran profundizar en el personaje y el contexto social y geopolítico en que vivió.
Andrés Díaz Sánchez
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